jueves, 11 de septiembre de 2008

El fundamentalismo en la AMIA - Rab. Baruj Plavnik

Raban Yojanan ben Zakai, es uno de los principales precursores del Talmud y una figura clave en la historia de la continuidad judía. Contemporáneo de la destrucción de Yerushalaim en el año 70, trascendió especialmente por el impulso que le dio al estudio de la Torá y la interpretación rabínica. Negociando con el general romano Vespasiano, fundó la Academia de Yabne y allí reunió a los principales maestros de la Tradición y restauró la autoridad espiritual y así garantizó la existencia del judaísmo en los 2000 años siguientes a pesar de la catástrofe que significo la destrucción del Templo.

Hay un detalle de ese capítulo de nuestra historia que requiere consideración: La leyenda talmúdica nos cuenta que Raban Yojanan ben Zakai, logró salvar al judaísmo huyendo de la ciudad sitiada por el ejército romano. Para hacerlo debió hacerse pasar por muerto y así lograr que sus alumnos lo saquen de la ciudad simulando que lo llevaban al cementerio. Lo que requiere atención es que ese camuflaje fue utilizado por el gran maestro para eludir a los “fanáticos” judíos que dominaban con el terror sicario a toda la ciudad y que llegaron a incendiar las reservas de comida para obligar a toda la población judía a salir a la guerra. En el año 70 Yerushalaim fue destruida por que el fanatismo religioso impulsó una guerra apocalíptica y las primeras victimas judías de esa guerra no fueron muertos por soldados romanos sino por fanáticos judíos.

Dos mil años después considerar el asesinato de Ytzjak Rabin, un incidente aleatorio, es una ingenuidad irresponsable. Hay una corriente de judíos que divide a todos los seres humanos en dos: leales o enemigos. Esa manera bruta de pensar ha logrado configurar un cuerpo doctrinal y una estructura organizativa que actúan con temerario triunfalismo. El cuerpo doctrinal en el que se sustenta, emplea fuentes bíblicas y rabínicas, arbitrariamente seleccionadas y sesgadas pero astutamente articuladas.

La ortodoxia es el camino más directo a la “asimilación”. No solo porque han adoptado los criterios y mecanismos propios de lo más diluyente de la modernidad por ejemplo las estrategias de los pastores electrónicos del evangelismo cristiano, han “cristianizado” el judaísmo con estampitas de sus santos maestros, llegando a sugerir la inminente resurrección de uno de ellos, sino por que por sobre todo están destruyendo el carácter simbólico de las enseñanzas bíblicas y talmúdicas reduciéndolas a una pobre, mezquina y árida literalidad.

La religión es la expresión distintiva de lo humano. La vocación por saber más, por entender más allá de lo inmediato, por “intuir” el origen y el destino, y encontrar el sentido, eso es religión y eso es humano. De la vocación religiosa del ser humano, nace la palabra, la ciencia y el arte. También la política.

La historia enseña que cada vez que se intentó encerrar la vocación religiosa en una sola palabra, en un solo conocimiento, en una sola forma artística o en un solo modelo político, se construyó un mesianismo perverso.

El discurso fundamentalista no es novedad. Las ideas antisionistas de los “jareidim” que hace 30 años se despreciaban como expresiones de marginales en extinción… no se extinguieron. Se perfeccionaron y absorbieron a Agudat Israel y Mizraji. La dinámica de la intolerancia y el fanatismo tiene un agente no despreciable en la confrontación con el pueblo palestino y los árabes pero desde mi perspectiva de judío religioso moderno son dos los factores que más me inquietan y que tienen un común denominador: La vanalización contemporánea de la vida y la irresponsable tibieza y ambigüedades de los dirigentes laicos.

Los pretendidos judíos “genuinos” que hoy presiden la AMIA, no son judíos realmente “ortodoxos”, son apenas grotescas caricaturas. Sin autenticas diferencias conceptuales hay además otros dirigentes que levantan banderas progresistas pero al igual que los otros miran al judaísmo en remanentes postales del pasado y entre la nostalgia y el aturdimiento espiritual tratan de seguir haciendo negocios. Como en los negocios el lenguaje es muy simple y es fácil llegar a entendimientos que no comprometan seriamente, todo se arregla y seguimos para adelante.

Entre tanto el pueblo judío – el pueblo, los que no aspiran a ser dirigentes o a colarse entre ellos – espera azorado el mensaje que los inspire en la próxima generación.

Hoy el discurso ortodoxo fundamentalista ataca con palabras a los árabes pero lastima de verdad a los judíos, aquellos que son humillados con interrogatorios inquisitoriales cuando quieren enterrar a sus seres queridos en Tablada, aquellos que ven dolorosamente quebradas sus vidas familiares porque sus hijos y hermanos son seducidos por los mensajes adictivos y sectarios que les prometen la más completa realización si rechazan a sus padres y hermanos que no comen kasher (del almacén propio) o no observan las reglas según tal o cual rabino.

Hay un mundo hostil y rudo que el Ser Humano ha confrontado desde el fondo de la historia con su inteligencia y sensibilidad. En esa lucha el pueblo judío ha contribuido exitosamente más allá de todas las medidas estadísticas. La ciencia, la belleza y la bondad florecen cultivadas por lo humano y prevalece a pesar que frecuentemente son muchos los que por ignorancia, ingenuidad o imbecilidad, prestan su inteligencia a la violencia y la destrucción.

El nombre de esos patéticos ideólogos del odio será olvidado (pronto si los que tienen la responsabilidad hacen lo que deben hacer). Al final de los tiempos prevalecerán enseñanzas de rabinos como Raban Yojanan ben Zakai quien hace 2000 años dijo (Mejilta de Rabi Ishmael – Parashat Ytro) ¿Que hay para aprender de las prescripciones de la Tora respecto de las piedras permitidas para construir el altar, respecto de las cuales fue escrito que sean integras – “shlemot” (Deut 27:6) y que ningún instrumento de hierro se alzara sobre ellas? Debemos concluir que más aún deben ser las palabras que usamos, porque si las piedras son capaces de lograr la paz – “shalom”, cada vez que somos capaces de promover la paz entre un hombre y su prójimo… entre un pueblo y otro… entre un gobierno y otro… la recompensa del cielo llegará.

Elul 5768

1 comentario:

Anónimo dijo...

Con todo respeto, los los causantes de muertes eran fanaticos fundamentalistas que no respetaban a las grandes autoridades rabinicas de la epoca como rabi Iojanan ben zacay.Hacian lo que querian.
¿usted que dice ser "rabino" las las respeta o lo que quiere?

lamentable que agravie a sus"colegas"usted que deberia admitir el disenso.