Mi esposa es bígama - Por David Breakstone

Publicado en el Jerusalem Post

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El autor es miembro de los ejecutivos de la Agencia Judia y la Organizacion Sionista Mundial, donde representa a Mercaz Olami, la rama política del Movimiento Masorti/Conservador.

Estoy casado desde hace ocho años y he decidido que es tiempo de confesar: Mi esposa es bígama. Esto cuando ella esta en Santiago. En Nueva York, ella simplemente esta casada. En Europa, es soltera. Aquí en Israel, es divorciada.

Creo que lo correcto es dar una explicación al respecto. El primer matrimonio de mi esposa fue en Chile (un estado católico que no reconoce la disolución del matrimonio). Sin embargo, de acuerdo con la ley internacional, el divorcio está permitido, y esto es lo que le da la legalidad de su matrimonio conmigo luego de su divorcio aquí en Israel.

Sus dos matrimonios están en regla. Nuestro casamiento en Jerusalem, fue llevado a cabo por un Rabino Conservador – lo que significa, por supuesto, que en el estado Judío no esta reconocido.

Entonces tuvimos que casarnos fuera del país mediante una ceremonia civil. Buscando alguien que oficie, encontramos a mi hermana, quien es un pilar en su sinagoga, y oportunamente ella también es Ministro de la Iglesia de Todas las Confesiones.

Hace 35 años, viviendo en Woodstock, ella aplico por correo a una ordenación que la dotaba “con la autoridad investida por el Estado de Nueva York” para llevar a cabo ceremonias de matrimonio, y estuvo muy contenta en poder acudir al rescate de su hermano y cuñada quienes se encontraban en un estado de vacío nupcial.

Gracias a sus bendiciones, a el apoyo de nuestra familia, y el pago de U$S 25, reafirmamos nuestros votos y salimos caminando con un Certificado de Matrimonio del Estado de Nueva York, sin ningún interrogante al respecto.

Desafortunadamente, no se puede decir lo mismo acerca de la burocracia de nuestro Ministerio del Interior. Cuando presentamos el documento (hecho a prueba de falsificaciones, con marca de agua y relieve) al clero aquí, ella insistió en que también traigamos una carta de certificación ante cualquier duda.

Decidimos hacerlo ya que el ministerio no estaba en manos haredies – saboreando la idea de que Shas sea forzado a reconocer nuestro matrimonio de la Iglesia de todas las Confesiones rechazando una jupa sancionada por el Movimiento Masorti. Por el momento, seguimos apareciendo como divorciados en el Registro de Población.

Mientras tanto, mi esposa – hija de sobrevivientes del Holocausto – estaba habilitada para obtener el pasaporte europeo, el cual por alguna razón recibió con su apellido de soltera, sin ningún rastro de algun hombre en su vida que pueda ser encontrado en las páginas del pasaporte. (Viajar con ella es una delicia: tres pasaportes, tres apellidos diferentes escritos en cuatro idiomas diferentes, tiene el aire de una espía perfecta, y nunca dejan de interrogarla como tal).

Los pecados de los padres y las madres lamentablemente son transferidos a los hijos. Cuando mi hija decidió casarse este año, también tuvo problemas. Aunque su madre tiene un Get apropiado, realizado por el Rabinato controlado por el Estado, que ha considerado oportuno disponer que su obtención del Get no debe ser interpretado como una prueba de que ella es Judía o de haber estado realmente casada en primer lugar.

La única ktuba que mi ex esposa pudo conseguir (así como la única que tenía), era del Movimiento Conservador en los Estados Unidos. Si esta fuera solamente una historia de interés personal, yo no la estaría compartiendo, pero tristemente, también es una historia de importancia nacional. La interferencia de las instituciones religiosas estatales en nuestras vidas personales ha durado mucho tiempo y ha llegado a niveles peligrosos, amenazando el carácter judío del estado que supuestamente debe preservar.

Con el influjo de caso 300.000 olim de la ex URSS que no son judíos de acuerdo con la halaja, se ha vuelto mucho mas claro que el monopolio del establishment Ortodoxo más rígido sobre eventos relacionados con el ciclo de la vida no es solamente una preocupación exclusiva de los Movimientos Reformista y Conservador en Israel.

No estamos hablando solamente de matrimonios, sino de conversiones, y cuando el venerable Rabino Ortodoxo Haim Druckman, cabeza de la Autoridad de Conversiones, fue despedido unos meses atrás por maquinaciones políticas motivadas por los haredies, este asunto también se volvió una preocupación para la Comunidad Ortodoxa Moderna en su conjunto.

Miles de conversiones perfectamente legitimas que él había supervisado fueron retroactivamente declaradas nulas, aumentando las injurias que este campo ha sufrido a principio del año, cuando el Gran Rabinato comenzó a desafiar la legitimidad de conversiones autorizadas por el Consejo Rabinico Ortodoxo de los Estados Unidos.

Mientras tanto, a miembros de cientos de familias inmigrantes de la ex URRS, cuyos hijos e hijas luchan en la Tzava, se les continua denegando el entierro en cementerios judíos por no estar casados de forma judía, y nadie esta ofreciéndoles a ellos una solución a su problema (que también es un problema de todos nosotros).

Nosotros tenemos un estado judío; es lamentable que dentro de el aparentemente estemos determinados a tener varios pueblos judíos. Diez años atrás, muchos de nosotros nos involucramos en estas cuestiones pensando que podríamos encontrar una forma de resolverlo. Bajo el liderazgo del Prof. Yaakov Neeman, líder de la Comunidad Ortodoxa de Israel, el Movimiento Reformista y el Movimiento Conservador se unieron a colegas Ortodoxos para lograr establecer un instituto conjunto de conversiones.

Rabinos representantes de las tres corrientes debían enseñar allí, pero acordamos “por el bien de la unidad” que los graduados de dicho instituto debían ser convertidos mediante conversiones Ortodoxas aprobadas por el Estado. A la fecha, solo un pequeño porcentaje de aquellos que completaron el curso se le fue permitido convertirse, y cuando el Rabino Druckman dio pasos para acelerar el proceso, fue sumariamente cesanteado, llevando al cierre virtual del instituto. Lo positivo de todo esto es que surgió una cierta cooperación entre la Reforma, el Conservadurismo y la Ortodoxia Moderna.

En una sesión reciente en la Asamblea de la Agencia Judía, representantes de las tres corrientes declararon que esta situación es una crisis que necesita ser resuelta urgentemente. El liderazgo de la agencia necesita traducir su compromiso con el pluralismo en hechos. Judíos de todo el mundo (entre ellos muchos potenciales olim) necesitan saber que tienen alguien aquí luchando por su derecho a ser registrados como judíos, casarse como deseen y ser enterrados como deseen sin importar a que corriente del judaísmo adhieran.

Afortunadamente, ellos se encontraran en lugares inesperados en los que ya están listos aquellos que se les van a sumar al combate contra la locura actual. Cuando a mi hija se le dio la bendición estatal para el matrimonio, ella y su novio decidieron que querían alguien reconocido por el Rabinato para oficiar. Yo tuve el privilegio de elegir a los testigos, y elegí a dos Rabinos Conservadores.

Cuando llego el momento de firmar la ktuba y el Rabino oficiante descubrió quienes eran ellos, el dudo.

“Francamente, debo decirle que me pone en problemas el llevar a cabo esta boda"

Un momento de panico. “¿Hay algun problema?” pregunte.

“Si”, el contesto. “Con caballeros como ellos aquí presentes, yo no debería estar aquí”.

Bajo la jupa, le aterro declarar que testigos de tal calibre llenaban de honor a la ocasión.

También hay otra cuestión en todo esto a un nivel personal. Casado por ocho años, también estoy celebrando mi 32 aniversario de casado. La matematica es simple. Mi esposa y yo fuimos casados en Israel en la noche de Shabbat Bereishit, en los Estados Unidos, en Acción de Gracias. Nosotros celebramos ambos, y la fecha gregoriana de cada uno de las dos ceremonias.

Una se la dedico a la única mujer en mi vida, otra a la mujer casada, una a la divorciada y otra a la bígama.

Cuando estas enamorado de la manera en la que yo lo estoy, hay una clara ventaja en vivir en el tipo de estado judío que de alguna manera entre todos hemos logrado crear.